¿Alemania? No: ¡España!

Sí, España, hemos ganado la Eurocopa 2008. A pesar de los inconvenientes que han puesto los alemanes, hemos ganado la gran final. A pesar del precio que debió de costar el árbitro, hemos ganado la Eurocopa. Y cuántos años llevábamos sin levantar ese trofeo. Hemos estado a punto de no poder levantarlo, no por no haber ganado, no, sino por las patadas de los alemanes, quizá más de una hubiera lastimado los brazos de más de un jugador. En fin, hemos ganado la copa y hemos triunfado.

Me siento orgulloso de poder escribir esto, no porque haya ganado España –por lo que sí me siento orgulloso–, sino porque así el que lo lea –y perdónenme los que no compartan mi opinión– no pensará “está reprimido porque han ganado los otros y va a cargar sobre ellos por eso”. No, señores, hemos ganado nosotros y voy a cargar sobre ellos por unos detalles que me han parecido más que llamativos. ¡Qué brutos, pero qué brutos son los alemanes, por las espumas de la cerveza! No he visto nunca un equipo que juegue más sucio. ¡Cuántas veces se han tirado por los suelos y después se ha visto claramente en la repetición que el contrincante ni siquiera se había acercado! ¡Cuántas veces han empujado al español para que no llegase a marcar! Un poco de sensatez, por favor. Yo no juego al fútbol, pero sí sé observar, y pude observar en el partido anterior de España la obra de arte que tuvieron como juego, y he podido observar en este partido –partidazo, sí señor, pero por la intriga, por la emoción– la brutalidad con la que cargaban los alemanes sobre los españoles.

Y no sólo los alemanes, también el árbitro, que teóricamente no tiene nada que ver con ninguno de los dos bandos: entonces, ¿por qué, por la esencia del balón, carga su ira contra Casillas y le saca la tarjeta amarilla si lo único que éste estaba haciendo, como buen capitán, era preguntar lo que ocurría?, ¿por qué, entonces, no le sacó la amarilla al alemán que casi se le abalanza, el de la ceja rota? Vaya elementos que se hacen llamar profesionales…

Aun así, señores, hemos ganado, y contento estamos de ello. Si yo hubiera sido Casillas, me habría ido directo –más que directo, directísimo, enflechado, embalado, con los cuernos alerta– al árbitro en cuanto me hubiesen dado la copa, y se la habría restregado por toda la cara, y le habría dicho más de una palabreja que mejor no mencionar aquí, porque puede haber niños delante –¡qué digo! ¿Niños? No… los niños las conocen, parece que son los árbitros los que no las conocen. Conocen muy bien las reglas, pero cuando uno le pone aparente mala cara se saltan las reglas y le sacan tarjeta amarilla. Olé, ya que hablamos de españoles, y viva el jamón serrano–.

En fin, sólo quería hacer una breve reseña al juego sucio de los alemanes durante todo, todo el partido, y la forma como los españoles han conseguido soportar esa bestialidad y, encima de todo, les han vencido. Tres hurras por los españoles, tres hurras por Casillas, tres hurras por la Eurocopa 2008 (hip, hip…).

Muy bien, todos contentos, todos felices, todos aliviados, y vámonos de cachondeo a celebrarlo, a celebrar que España haya sido el mejor equipo de esta Eurocopa. Viva España, viva el juego limpio, mueran las patadas, mueran los billetes que compran a los árbitros.

Perdonen el pasaje.

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